Aarón, OGelus en Youtube, estuvo 4 años (entre los 15 y los 18, con ciertos parones temporales) subiendo videos para la plataforma. Era buen jugador y subía gameplays, videos de sus partidas a diversos videojuegos, que interesaban a una comunidad que llegó a ser de 9400 suscriptores. Le encantaba el feedback que recibía de la gente. Un día Youtube contactó con él y le dijo que si quería ganar dinero con lo que hacía. Dijo que sí. En ese tiempo que percibió algún ingreso por parte de la compañía, tenía una cantidad de visualizaciones del orden de 300.000 al mes. A veces menos, alguna vez más. Un mes llegó al medio millón de reproducciones. Por esa cantidad ganó 200 euros. Subía del orden de uno o dos videos diarios. Le dedicaba muchas horas.
Entonces ocurrió, la cuerda se había tensado demasiado. Los picos de visitas fluctuaban y, al ver que no se recibían unas visitas estables, el joven se veía abocado a aumentar el número de vídeos subidos para hacer crecer el proyecto. Eso para que, después, las visitas no se portaran como debían. "Al final te acabas desilusionando, y yo como tenía mis estudios de por medio pensé que lo mejor sería dejarlo".Aarón dejó prácticamente desértico su canal y pasó a otra cosa. Ahora estudia arte dramático, que es a lo que quiere dedicarse profesionalmente.
Como Aarón, miles, tal vez cientos de miles. Ser youtuber es la nueva fórmula expresiva que ha cambiado el ecosistema de medios, que interesa a una buena parte de la audiencia que quiere establecer un contacto más directo y cercano con sus comunicadores y que, al tiempo, está generando una extraña industria que atrae e millones de adolescentes (y no tan adolescentes) que quieren dedicarse a ello. Si la idea no la has tenido antes tú mismo, sabes de un hermano, una amiga o un colega que te lo ha dicho: "la verdad es que decir cosas graciosas no se me da mal y eso de hacer videos no parece muy difícil". "Debería hacerme youtuber, con una cámara, un ordenador y algo de talento basta". ¿Estamos seguros de que es tan sencillo?
Las cifras
La referencia más básica de los ingresos de un youtuber viene dada por el CPM, que es el cáculo del “cost per thousand views” de los youtubers que hayan dado su consentimiento para monetizar su canal (es decir, que entre otras cosas permitan que sus videos tengan anuncios). Para que Youtube apruebe que te unas a este plan, deberás cumplir una serie de normas, como elaborar lo que ellos llaman "contenido de calidad" y que lo que subas sea contenido apto para los anunciantes. Ellos son los generadores de contenido de Youtube conocidos popularmente como partners. Por cierto, ¿conoces ese dicho popular que asegura que Youtube te da un dólar por cada 1000 visitas? Bueno, no es exactamente así.
Vamos a analizarlo. Un cálculo estimativo de cómo se gestiona el CPM por países va así: para los estadounidenses, de 6 a 9 dólares; británicos, canadienses, australianos, neozelandeses y austríacos tienen un CPM de 5 a 8 dólares; alemanes, de 5 a 11 dólares; y belgas, neerlandés, suizos, daneses, noruegos y suecos, unos 4 dólares. Mucho peor lo tenemos los países de habla hispana, siendo el CPM de Paraguay o Venezuela de entre un 0.07 y un 0.11, el de los argentinos de 0.79 y el español de 1.00. Así que sí, era cierto que Youtube te da un dólar, pero sólo en el caso español, y si eres de otro país hispanoparlante vas fastidiado mientras los angloparlantes se ponen las botas a costa de, suponemos, un ajuste aproximado con respecto al nivel de renta nacional.
Si de 200.000 reproducciones al youtuber le corresponden 77.000, esto es lo que ingresará (en dólares) dependiendo del país al que pertenezca.
Pero espera, aún hay más. Resulta que de tus visitas sólo cuentan un porcentaje, los que pinchan o ven el anuncio. ¿Sabes toda esa gente que pasa absolutamente de ver cualquier anuncio? ¿O del nuevo terror de los trabajadores digitales llamado AdBlock? De todos ellos verás cero euros. Además, según nos confirma Bely Asarte en una entrevista que pudimos hacerle a ella y a otras compañeras en el evento Chicas en Youtube, la plataforma no ofrece cifras abiertas sobre el porcentaje de uso de bloqueadores de publicidad por parte de tus espectadores. “Es muy poco transparente en ese sentido”.
Por si te pareciera poco, a todo esto hay que añadirle lo siguiente: de lo que quede de ahí, la plataforma te quita un 45% de lo que generes en concepto de comisión de lo que paga el anunciante (a no ser que seas un partner premium, donde podrás negociar bajar su comisión a un 35%). Y de lo restante, dependerás de cómo quiera portarse contigo tu agencia de representación. Y aquí vamos al siguiente punto.
No colaboras directamente con Youtube, sino con tu MCN
Las MCN, también llamadas redes multicanal, son las empresas intermediarias que agrupan a varios canales de Youtube (es decir, a los creadores) para gestionar sus derechos digitales y su obtención de ingresos y ventas, entre otras muchas cosas. Como si fuesen una especie de manager, ellos son quien buscan formas de que tu canal aumente sus visitas, y también son los que acuerdan pactos promocionales y publicitarios con terceros. Bajo esta fórmula se agrupan la mayoría de comunicadores, a no ser que su cuenta sea muy grande, en cuyo caso la notoriedad se traduce en mayor poder, con privilegios a la hora de negociar.
Ese, que podría ser el caso de gente como ElrubiusOMG o Patry Jordán, no era el de Aarón: "de las 500.000 visitas que yo ganaba me llevaba 200 euros, pero sé que en otras empresas estaban pagando a otra gente, por un rendimiento de su canal similar, entre 700 y 800 euros". Al principio de los tiempos, Youtube establecía su relación económica directamente con muchos más canales, "pero todo eso se acabó", se queja Aarón.
Vicky Campetella, jefa de prensa de productos Google España y Portugal, nos confirma que la relación entre Youtube y los youtubers es directa en muchos menos casos que antes. "Conforme comenzó a expandirse el fenómeno de creadores de YouTube muchos se agruparon bajo MCNs como Tuiwok (Endemol), Divimove, Rightster, etc. pero trabajamos de la mano de estos intermediarios y tenemos una relación fluida con ellos y sus creadores", dice Campetella, que añade: "a los partners más pequeños además les damos soporte online y con frecuencia hacemos entrenamientos online y presenciales a través de un equipo especial basado en Londres para que logren aumentar su público".
También nos confirma que la cifra que circula por Internet, de un 45% de comisión de Youtube por lo que paga el anunciante, es una "proporción estandar". Una MCNque prefiere mantenerse en el anonimato defiende, sin embargo, que esa proporción "puede variar sustancialmente" dependiendo de la relevancia del youtuber.
Además, como apuntan desde esta MCN, una buena parte de su retribución puede venir lograda a través de acciones con las marcas, bien sea product placement, brand content, promociones directas en el contenido y similares. Para hacernos una idea de cuál puede ser el ingreso obtenido a través de esta vía, nos cuentan: "si viene una campaña gorda, puede llegar a ser lo mismo que se genera con las visualizaciones directas, pero una cifra más normal estaría entre el 15 y el 25% del ingreso habitual mensual del youtuber". Como apuntaban nuestros compañeros de Genbeta, de los ingresos generados por acuerdos publicitarios logrados por las MCNs y quitando el 45% que ya se queda Youtube, de ese 55% los creadores se llevan el 70% (el 38,5% del total) y la MCN propiamente dicha el 30% (16,5% del total).
Para terminar con el análisis de las condiciones "laborales", recordamos lo que sabiamente apuntó Yellow Mellow también en Chicas en Youtube: el trabajo de un youtuber no se limita al uso de la plataforma, ni tampoco a editar los videos. “Tienes que estar en Instagram, pendiente de Twitter, interactuar con os usuarios… Cuando me preguntan que si es un trabajo de ocho horas yo respondo que no, que es de 24”. Si estás en España, o haces más de 15 videos al mes y te pasas media vida en las redes sociales o ya puedes ir pensando en el Starbucks.
La dura vida de la inmensa mayoría de youtubers
Aunque en los medios de comunicación sólo se hable de los casos más existosos y parezca una profesión que es todo miel sobre hojuelas, los datos económicos expuestos ahí arriba nos dejan claro que es muy difícil superar la barrera que separa a los que se tienen que tomar esto como un hobby y los que lo ven como una forma de vida. Hay que tenerlo todo, dedicación, creatividad y talento, y aún así nada es garantía de que vayas a poder pasar a formar parte de ese 1%. Bien lo sabe Gaby Gunn, quien contaba en Fusion con el siguiente ejemplo.
Una amiga suya, Brittany Ashley, britt27ash ostenta en Instagram 120k seguidores y tiene hasta cuatro canales diferentes de Youtube, con un total de 17 millones de suscriptores. Gunn nos la presenta protagonizando la siguiente anécdota: Ashley asiste a una fiesta de figuras reconocibles de la red social, pero no en calidad de invitada, sino de camarera, trabajo que practicaba en aquel momento para pagarse las facturas.
Así Ashley vivía soportando todo lo que conlleva tener fama en Internet… salvo por la parte menos mencionada, que nada de eso la ayudaba a llegar, per sé, a fin de mes. No parece fácil trabajar en un Starbucks para sacar un sueldo digno mientras los clientes te señalan, quieren hacerse fotos contigo, se asombran de que estés sirviéndoles o decidan jugarte una mala pasada comentando dios sabe qué. Cuando hablaban del precio de la fama, estamos seguros de que no se referían a eso.
El suyo no llega a los niveles de penuria de Brittany Ashley, pero Míster Jagger, con casi 750.000 suscriptores en este momento, es también radical en este sentido: “ganarse el pan con Youtube te convierte en autónomo, que es lo más parecido a una estafa legal. En otros países como EEUU, que tienen más interiorizado el tema de internet, la gente sí puede vivir cómodamente con ello; en España hay tres maneras: manejar un par de millones suscriptores, trabajar con marcas o trabajar con productoras, como es mi caso. Yo no diría que es un buen trabajo remunerado, pero para mí es más satisfactorio que cualquier otro”.
Youtube también tiene sus propios problemas
El propio Youtube, cuyas ganancias están estimadas en 8 mil millones anuales, se encuentra en un punto peliagudo. Por un lado, lucha contra los efectos de los bloqueadores de publicidad. Por el otro, ve cómo merman los ingresos medios por anuncio, cuyos precios se desplomaron un tercio en 2013 (aquí estos chicos explican cómo eso ha repercutido en que facturen la mitad de lo que ganaban anteriormente aun atrayendo el mismo tráfico).
Para contrarrestar el golpe a su (por otro lado imparable) crecimiento, difunde cada vez más actividades y talleres para que todo tipo de creadores pueda iniciarse como partners. En definitiva, el emporio del video necesita que cada vez se genere más contenido, anhelando que los usuarios aumenten esos 40 minutos de promedio que pasan en su plataforma.
Y encima de todo eso está la polémica de Youtube Red o las Channel Subscriptions, pagar por acceder a algunos contenidos de la plataforma. 54 canales que están ya disponibles de manera exclusiva por un precio de entre 1 y 7 dólares al mes, de los que los creadores se llevan sólo un 55% del pastel. Esta acción parece un tanteo de la compañía por descubrir si hay una viabilidad para el pago de contenidos de Youtube por parte de esa misma gente que paga a las VOD más asentadas, como Netflix o Movistar TV.
¿Y a quién repercutirá con más dureza el plan de expansión de privatización si continúa creciendo? Sí, a los partners de Youtube, por supuesto, que se ven obligados a aceptar que su contenido puede acabar en Youtube Red o exponerse al riesgo de que la compañía convierta todos los videos de su canal en privados (sólo visibles por sus creadores), como ya le ha ocurrido a algunos usuarios. Lo que nació como libertad y nuevo medio, se para a las estrategias de lo viejo.
Algunos youtubers están muy hartos
PewDewPie se quejaba así de Youtube Red:
“A día de hoy, los youtubers pierden alrededor del 40% de sus beneficios”. El número ha ido creciendo y creciendo a lo largo de estos años, de ese 15-20% que debía ofrecer cuando empecé. Y no parece que vaya a detenerse donde está ahora mismo. Personalmente a mí me parece bien que uséis AdBlock para ver mis videos. Sé que los anuncios son muy molestos y no estoy en una situación como para quejarme, pero para los canales pequeños esta política puede ser devastadora”.
Esto lo dice el youtuber por antonomasia, el Gran Hombre de la plataforma y rostro más representativo de este nuevo empleo al que millones de personas intentan acercarse, movidos por los cantos de sirena de lo que precisamente factura este chico por salir haciendo bromas y asustándose por jugar al Five Nights at Freddys. Y detrás de él, un largo historial de reproches para con la plataforma (Jesse Cox,Shartimusprime, Arden Rose) envueltos en el secretismo del “virgencita déjame como estoy”. Pero es comprensible. Youtube es, de lejos, la plataforma de monetización del contenido de video más importante del mercado.
El verdadero problema del autoconcepto
Las reacciones de amor y de odio atañen a la principal característica psicológica vinculada a la sobreexposición mediática: el autoconcepto. “Nuestro autoncepto se crea en base a cómo nos vemos a nosotros mismos, pero también en base a cómo nos ven los demás, y las opiniones de uno u otro signo afectarán a nuestra forma de vernos. Las redes sociales como Youtube son como un espejo aumentado en el que ver las opiniones de los demás sobre uno mismo y pueden influir en el autoconcepto de cada uno”, advierte Reguera Vigo.
Como nos recuerda RoenlaRed, “sí que comprendo que esto pueda llegar a afectar negativamente. A mí no me ha pasado, por mi tipo de canal, pero recuerdo a Essena O’Neill, una instagramer que dijo que se cerraba todas las cuentas por cómo abusar de la red había trastornado su autoimagen. Lo hacía todo para perseguir el ideal de belleza, para adaptarse por completo a los demás”. Habla Reguera Vigo: “hay investigadores, como Elgan M. que indican que el uso de redes como Youtube pueden prolongar el narcisismo “normal” de los adolescentes y dificultar la creación de relaciones maduras, creando una realidad alternativa en la que ellos sean el centro de atención”.
Para ser youtuber, lo mejor es no intentarlo
Es la incongruencia final de esta profesión: que no lo es. No, al menos, si quieres tomártela desde la acepción de “empleo que te da un salario”. “No puedes empezar con el objetivo de ganar dinero porque te vas a cansar antes de ver un solo euro”, opinión de Yellow Mellow que se desprende también de la de todos estos jóvenes creadores que han compartido la experiencia de ver cómo su hobby ha pasado a ser su fuente principal de ingresos y algo que ha cambiado para siempre sus vidas.
“Yo animo a todo el mundo a participar en esto porque es una tremenda ventana de exposición, pero sí me preocupa que ahora sea la nueva profesión favorita de los niños, porque ninguno de nosotros empezamos tomándonos Youtube como una profesión; y como no se piense con un poquito de realismo, puede ser peor que una simple frustración”. Estas palabras, de Jagger, encierran también esa idea.
Scanliner, un insólito canal de divulgación de videojuegos, tiene 18.000 seguidores, y como nos cuenta su creador, Rafael de las Cuevas, este medio le da “cero ingresos”. Pero ante todo, lo que ese pequeño espacio al que le ha dedicado horas y horas de trabajo le reporta es “una enorme satisfacción personal”. “Estoy orgulloso de (casi) todo lo que he escrito en medios de comunicación”, dice, “pero lo que hago en Scanliner es 100% mío; es mi criaturita. Cuando locuto y edito un vídeo de Scanliner… durante esos días soy la persona más feliz de la tierra”. De las Cuevas no sabe si en un futuro podrá vivir de su canal, pero tampoco lo espera. Mientras tanto y cuando su tiempo se lo permite, Scanliner llena la red de valioso contenido original del que han disfrutado miles de personas. El verdadero retrato de un youtuber que ha sabido alcanzar el éxito.
Fuente: Magnet