Más difícil que hacerlo por el rostro. Los tatuajes se han convertido para el FBI en una pequeña pesadilla a la hora de incorporarlos como elementos importantes a la hora de localizar a un delincuente o como método de identificación de víctimas de crímenes, accidentes o desastres naturales. Para ellos tienen una validez clave en el día a día.
Los sistemas que el FBI ha venido usando hasta ahora se basaban en el reconocimiento humano de acuerdo a una fotografía tomada en el momento de la detención y el etiquetado de "obviedades" (como si se trata de un animal o determinado texto) dentro de ocho categorías principales y hasta 70 secundarias. Luego, cuando es necesario, se comparan con una base de datos de forma manual.
Este método se ha quedado demasiado corto e inefectivo ante la proliferación de este tipo de elementos en la sociedad y el parecido de muchos de ellos. La solución creen haberla encontrado en los algoritmos a los que ya están entrenando.
El algoritmo progresa adecuadamente
Cogiendo como punto de partida los mismos algoritmos que el FBI ya usa en el reconocimiento automático de rostros o huellas dactilares, la agencia estadounidense encargó hace unos meses a seis organizaciones modificar esos algoritmos para adecuarlos a las necesidades especiales de los tatuajes, donde no hay apenas relieve ni elementos que sobresalgan o comunes para comparar.
Tras las primeras pruebas, el FBI ya tiene los resultados de estos algoritmos en cinco diferentes "exámenes". En tres de ellos el éxito fue destacado, siempre por encima del 90% de acierto. En esos casos el algoritmo debía acertar sobre si una determinada imagen incluía un tatuaje, identificar el mismo tatuaje en una persona así como identificar también un pequeño trozo de un tatuaje general.
En la lado contrario quedaron los resultados que precisamente son más necesarios para el FBI ahora mismo. Tanto determinar si dos tatuajes similares se encontraban en diferentes personas como reconocer tatuajes comunes en diferentes lugares que no eran el cuerpo (revistas, páginas web ...) no pasaron la prueba ni de lejos, y solo se obtuvieron aciertos de un 15%.
El responsable de este proyecto dentro del FBI ya ha encargado actuar en estos dos casos, así como en otros puntos decisivos para incluir el reconocimiento con algoritmos entre los sistemas de identificación: cómo realizar el registro de los tatuajes en el entramado que supone un cuerpo humano y sus diferentes zonas, y los elementos clave que servirían a un algoritmo para decidir qué diferencia a un tatuaje de otro.