La tecnología nos
hace la vida más fácil... ¿o no?
Es cierto que nos
ha facilitado enormemente las comunicaciones, nos permite saber en segundos lo
que está pasando en cualquier parte del mundo, comprar sin movernos del sofá...
La lista es interminable. Por eso es tan difícil resistirse a sus encantos.
Pero hay excepciones.
Hoy hacemos un repaso a algunas situaciones
cotidianas en las que la tecnología, más que facilitarnos la vida, nos la puede
complicar. Y hasta terminar causándonos un enorme dolor de cabeza.
1. Lavarnos las manos.
Parece sencillo, ¿verdad? Bueno. Y lo era. Hasta que llegaron los
lavamanos "inteligentes".
Desde entonces,
todo es mucho más higiénico.... y complejo.
Higiénico porque
gracias a ellos no tenemos ni que tocar el grifo: basta con poner las manos
bajo el caño de salida de agua para que el líquido transparente brote
"mágicamente" hacia nosotros, evitando que entremos en contacto con
millones de bacterias (sobre todo, si el grifo es público).
La parte
complicada es que los sensores no siempre funcionan correctamente. O no están
colocados en la zona más obvia. Y uno termina moviendo las manos de un lado a
otro del lavabo de forma histérica hasta que, justo en el último momento de
desesperación, el agua cae.
Y mejor que
cuando lo haga te des prisa, porque a veces apenas dura unos segundos... y
vuelta a empezar.
O el agua siempre
está caliente.
2. Abrir las puertas de los hoteles
¿Quién inventó
las cerraduras electrónicas de los hoteles? Si nunca te topaste con una,
considérate afortunado.
Las llaves y las
cerraduras tienen más de 4.000 años de antigüedad, y han evolucionado a lo
largo del tiempo. Pero gracias a las nuevas tecnologías, todo parece indicar
que han comenzado a involucionar.
Y es que las
puertas automáticas de algunos hoteles y apartamentos turísticos son una
auténtica prueba de paciencia para muchos.
Algunas funcionan
con código numérico, otras con tarjetas de proximidad, llaves electrónicas,
huella dactilar, app con bluetooth e incluso mando a distancia.
El problema es
que las bandas magnéticas se descargan fácilmente al estar en contacto con el
teléfono móvil y dejan de funcionar, así que uno tiene que ir a recepción a
pedir otra... y vuelta a empezar.
Tal vez son más
seguras que las tradicionales -al menos, eso dicen los especialistas- pero
pocas veces son tan efectivas como una simple (y, para muchos, humilde) llave.
¿Por qué cambiar algo que funciona?
3. Pagar en cualquier lugar
Qué maravilla,
poder pagar con la tarjeta bancaria o incluso con el teléfono en cualquier
lugar! ¡Qué rapidez el contactless (pago sin contacto)! Desde que llegaron los
pagos de tarjeta nunca resultó tan fácil pagar... o tal vez no.
Porque si se te
ocurre salir de casa sin dinero en efectivo, en algunas situaciones no tienes
nada que hacer. Son muchos los comercios que avisan a la entrada de que
"solo se acepta efectivo". Otras veces la falta de conexión hace
imposible el pago con tarjeta.
Por eso, aunque
el metálico está pasando de moda en muchos sentidos, es mejor llevarlo siempre
encima. Todavía lo que vale -y, a veces, lo único que vale- son las monedas y
los billetes de toda la vida. No los subestimes.
4. Movernos por la ciudad
¿Quién no ha
chocado caminando por la calle con una persona pegada la pantalla de su
celular? O, peor aún, ¿quien no tropezó con alguien por ir absorto en la pantalla
del teléfono?
Gracias a las
nuevas tecnologías, moverse por una ciudad nunca fue tan difícil.
Los
"smombies" (zombies de los smartphones) están por todas partes.
Caminan despacio, sin prestar atención a lo que ocurre a su alrededor y, muchas
veces, causando accidentes.
¿Eres tú uno de ellos?
Fuente:https://www.bbc.com/
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